El día de hoy el Señor me confirmó su llamado para continuar sirviéndole en Su Iglesia Príncipe de Paz durante cinco años más; un privilegio inmerecido y una muestra más de su gracia.
Mi oración sigue siendo la de aquel joven inexperto en 2 Crónicas 1.6-9:
«...yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir... da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo...»